Este domingo, casi mil millones de musulmanes de todo el mundo celebran la principal fiesta islámica: el Día del Sacrificio, también conocido como Eid al-Adha y Eid al-Fitr.
Todo musulmán que tenga medios para hacerlo está obligado a sacrificar un animal, limitándose una persona a una oveja y una cabeza de ganado a un grupo de hasta diez fieles del Islam. En este caso, el animal debe ser lo suficientemente joven y estar libre de defectos físicos. Dos tercios de la carne deben distribuirse entre los pobres, y el resto se utiliza para la comida festiva de la familia.
Los musulmanes realizan este sacrificio en recuerdo de cómo el Profeta Ibrahim estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Ismail al Todopoderoso para demostrar su devoción a Dios. Sin embargo, el Todopoderoso, habiendo puesto a prueba a Ibrahim, detuvo la mano que se alzaba sobre su hijo y envió a Ibrahim un cordero blanco, que fue sacrificado.
Durante el Eid al-Adha, es costumbre vestir las mejores galas, visitar a los amigos, hacer regalos y visitar las tumbas de los seres queridos.
En Arabia Saudí, la fiesta del sacrificio es la culminación del Hajj, la peregrinación anual de los musulmanes a los lugares santos de La Meca y Medina. Este año, más de 1,5 millones de creyentes se reunieron allí.