A diferencia de la mayoría de los demás países de la UE, la economía española muestra un crecimiento sostenido en 2025, a pesar de los retos externos y las limitaciones estructurales internas.
Principales indicadores macroeconómicos para 2025
Crecimiento del PIB: Según las previsiones de la Comisión Europea, se espera un aumento del PIB del 2,3 %.
Inflación: Se prevé una disminución de la inflación hasta el 2,2 %.
Tasa de desempleo: Se prevé una disminución del desempleo hasta el 11,0 %.
Déficit presupuestario: Se espera una reducción del déficit hasta el 2,6 % del PIB.
Deuda pública: Se prevé una reducción de la deuda hasta el 101,3 % del PIB.
El crecimiento económico de España en 2025 se ve respaldado por los siguientes factores:
Demanda interna: El aumento del gasto en consumo y de la inversión contribuye al crecimiento de la economía.
Turismo: El sector turístico sigue recuperándose y contribuyendo positivamente al PIB.
Inversión: La mejora de las condiciones de financiación y la ejecución de proyectos en el marco del Plan de Recuperación y Resiliencia estimulan la actividad inversora.
Riesgos y retos
A pesar de las tendencias positivas, existen ciertos riesgos:
Inestabilidad geopolítica: Las tensiones comerciales, especialmente con Estados Unidos, pueden afectar negativamente a las exportaciones.
Fragmentación política: La inestabilidad política interna puede ralentizar la adopción de las reformas económicas necesarias.
Problemas estructurales: El alto nivel de desempleo, especialmente entre los jóvenes, y la baja productividad siguen siendo problemas importantes.
Previsiones para finales de 2025
Se espera que la economía española siga creciendo, aunque a un ritmo más moderado. Principales previsiones para finales de año:
Crecimiento del PIB: alrededor del 2,3 %.
Inflación: descenso hasta el 2,0 %.
Desempleo: descenso hasta el 10,7 %.
Así pues, a pesar de los retos existentes, la economía española demuestra su capacidad para crecer de forma sostenible y adaptarse a las condiciones cambiantes.