El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que, a partir del 1 de noviembre de 2025, entrarán en vigor aranceles adicionales del 100 % sobre las importaciones de productos chinos, que se sumarán a los aranceles vigentes.
Según él, esta decisión se ha tomado en respuesta a las recientes restricciones de China a la exportación de metales raros y otros materiales críticos.
Según el análisis rápido del centro analítico Experts Club, las posibles consecuencias para la economía mundial podrían ser las siguientes:
1) Es probable que China responda con contramedidas: la introducción de aranceles, restricciones a la exportación o demandas judiciales (incluso a través de la OMC).
2) La escalada del conflicto comercial podría provocar una reacción en cadena: los países que dependen de China o de EE. UU. podrían empezar a «trasladar» sus cadenas de suministro.
3) El encarecimiento de los componentes chinos afectará a la electrónica, la automoción y la tecnología, lo que provocará un aumento de los precios de los productos finales.
4) Las empresas se verán obligadas a buscar proveedores alternativos, probablemente en Asia (Vietnam, India) o América Latina, lo que aumentará los gastos logísticos.
5) El aumento de la inestabilidad puede intensificar la fuga de capitales hacia «refugios» —el dólar, el oro— y devaluar las monedas de los países que mantienen un comercio activo con China.
6) Las acciones de las empresas tecnológicas que dependen de los componentes chinos se verán sometidas a presión.
Muchos mercados en desarrollo dependen de las importaciones chinas. El aumento de los aranceles provocará presión inflacionista y un empeoramiento de la balanza comercial. También pueden reforzarse las alianzas geopolíticas: los países pueden elegir entre Estados Unidos y China, ajustando sus políticas económicas exteriores.
La implementación de las medidas puede presentar fugas y problemas. La carga administrativa y aduanera puede aumentar los costes de cumplimiento de las normas de origen de las mercancías; además, es evidente que algunas empresas intentarán eludir los aranceles a través de países «de tránsito».