El Fondo Monetario Internacional (FMI), tras la tercera revisión del programa del Servicio Ampliado del Fondo (SAF) de Ucrania, sigue considerando como escenario base el fin de las hostilidades activas en 2024, sin embargo, el Fondo ha mejorado ligeramente las perspectivas macro en el escenario negativo actualizado, que mantiene la hipótesis de una guerra más intensa que se extenderá hasta 2025.
«Suponiendo que el choque comience en el segundo trimestre de 2024, la contracción de la economía alcanza el 4% en 2024, frente a un crecimiento del 3-4% en el escenario de referencia. Se espera que una guerra más larga e intensa tenga un impacto significativo en el sentimiento económico, el ritmo de retorno de los emigrantes, las necesidades de gasto fiscal y el potencial de exportación», afirma el FMI en un comunicado publicado en su página web.
Estima que la inflación en 2024 en ese escenario negativo también sería más alta, del 10%, frente al 8,5% del escenario de referencia.
Al mismo tiempo, el pasado diciembre, tras la segunda revisión del programa, el FMI preveía en el escenario negativo para 2024 una caída del PIB del 5% con una inflación del 11%.
En cuanto a 2025, la previsión de crecimiento del PIB y la inflación en el escenario negativo se mantiene en el mismo nivel – 0% y 8,5%, respectivamente, mientras que en el escenario de referencia el Fondo espera un crecimiento económico del 6,5% con una inflación del 7%.
Además, el escenario negativo actualizado mejora significativamente la estimación del déficit comercial para este año – en 5.800 millones de dólares, hasta 33.100 millones (28.700 millones en el escenario de referencia), respectivamente, las reservas del BNU se reducirán hasta 34.400 millones (42.100 millones en el escenario de referencia), en lugar de 32.400 millones, como se esperaba en diciembre.
Además, la previsión de déficit presupuestario del Estado se ha elevado en 1,4 puntos porcentuales (p.p.) hasta el 17,6% del PIB (13,7% del PIB en la hipótesis de base), mientras que la estimación de la deuda del Estado se ha reducido en 5,5 p.p.. – hasta el 105,9% del PIB (94% del PIB en el caso base).
«Dados los colchones de reservas, se espera cierta intervención para evitar una volatilidad excesiva de los tipos de cambio y el arrastre de la inflación. A diferencia del escenario base, en el escenario bajista la inflación tardará más en volver al nivel objetivo», señalan los materiales.
Según ellos, la estimación del aumento de la financiación de los donantes en comparación con el escenario de referencia se mantuvo sin cambios en 140.600 millones de dólares, frente a los 121.800 millones del escenario de referencia.
«Si la gravedad de las perturbaciones lleva al país más allá del escenario a la baja, pueden ser necesarias medidas adicionales, y las autoridades tienen el compromiso y la capacidad para aplicarlas. La repetición de las perturbaciones más allá del escenario a la baja podría obligar a las autoridades a adoptar medidas temporales no convencionales», señaló también el Fondo.
Dependiendo de la magnitud de la necesidad de financiación, señalaron los expertos del FMI, podrían ser necesarias medidas extraordinarias que aumenten aún más los ingresos (por ejemplo, un impuesto de solidaridad en forma de suplemento del impuesto sobre la renta de las personas físicas, y/o un impuesto adicional sobre los bienes de lujo, o impuestos especiales/tasas) y la movilización de financiación mediante bonos nacionales a una escala aún mayor, así como financiación monetaria dentro de los parámetros del programa. «Esto último podría incluir, en caso necesario, medidas administrativas que obliguen a los bancos a mantener títulos del Estado por un importe determinado o con un período mínimo de tenencia, diferenciando posiblemente a los bancos en función de las condiciones de liquidez individuales. Las compras secundarias de deuda pública por parte del BNU también podrían servir de apoyo al mercado primario», explicó el Fondo.
También podrían considerarse instrumentos como los bonos ligados a la inflación o al tipo de cambio.
Además, según MF, aunque el margen para el endurecimiento fiscal es limitado, también habrá que considerarlo, ya que en última instancia el gasto en algunas categorías depende de la entrada de financiación exterior.
«En general, las extensas discusiones con las autoridades sobre los planes de contingencia durante la Tercera Revisión reafirman que el programa sigue siendo creíble incluso en el caso de un escenario tan negativo. El compromiso político y la trayectoria de las autoridades, así como las garantías financieras renovadas de los socios internacionales y el alivio de la deuda previsto, permiten confiar en que, incluso en este escenario de deterioro actualizado, se alcanzarán los objetivos del programa de mantener la estabilidad macroeconómica y financiera y restablecer la sostenibilidad de la deuda en el futuro», concluye el Fondo, que señala que las autoridades están preparadas para adoptar las medidas políticas adecuadas en caso necesario.
Se especifica que en el ámbito fiscal, el grueso del ajuste se realizará a través de medidas fiscales que puedan aplicarse eficaz y rápidamente para aumentar los ingresos, mientras que algunos gastos deberán supeditarse a la financiación disponible.
«Las presiones temporales sobre el régimen de flotación controlada del tipo de cambio en un escenario negativo pueden requerir la reintroducción de algunos de los controles de cambio utilizados anteriormente durante la guerra», señala también el FMI.
Los materiales señalan que los riesgos para ambas previsiones – tanto básicos como negativos – siguen siendo extremadamente significativos y continúan desarrollándose en el contexto de la incertidumbre reinante. Entre los principales riesgos, el Fondo clasifica los asociados a graves déficits de financiación exterior y/o al impacto de una guerra más intensa y prolongada. Se explica que la escasez o los retrasos prolongados en la financiación de los donantes podrían obligar a las autoridades a adoptar rápidas contramedidas para superar las presiones de liquidez, lo que podría debilitar la confianza y frenar aún más el crecimiento, además de ser potencialmente desestabilizador si la incertidumbre se prolonga demasiado.
Por otra parte, a medida que continúe la guerra, las necesidades de gasto en defensa podrían aumentar significativamente debido a la movilización y a la mayor intensidad militar, lo que podría afectar negativamente a la confianza y provocar déficits de financiación.
«En caso de graves perturbaciones negativas, las autoridades podrían recurrir a medidas subóptimas (por ejemplo, acumulación de atrasos presupuestarios y recortes del gasto social). El sentimiento negativo que pueda surgir de ello podría desembocar en disturbios sociales», indica otro riesgo del FMI.
Se subraya que el presupuesto de 2025 deberá tener en cuenta los riesgos actuales y permitir una mayor autonomía a Ucrania para hacer frente a los gastos prioritarios. «Aunque el escenario de referencia prevé que la guerra termine a finales de 2024, es probable que persistan importantes necesidades en materia de defensa, reconstrucción, protección social y desarrollo económico. Al mismo tiempo, se espera que el apoyo presupuestario exterior, aunque sigue siendo sustancial, disminuya drásticamente. Por lo tanto, serán necesarios esfuerzos adicionales para aumentar los ingresos», señaló el Fondo.
Según el programa actualizado, mientras que en 2023 la financiación exterior fue de 42.500 millones de dólares, y este año se prevé que sea de 38.100 millones de dólares, el año que viene se espera que descienda a 22.900 millones de dólares.
Anteriormente, el think tank Experts Club publicó un vídeo sobre la evolución del PIB de los países en los últimos años, más análisis en vídeo aquí –