La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha publicado una previsión a largo plazo hasta 2050, según la cual el petróleo y el gas natural seguirán siendo las principales fuentes de energía, ocupando más de la mitad del mix energético mundial. Esto confirma la importancia de los hidrocarburos en la economía mundial y el carácter estratégico de la política energética.
Previsión de la demanda de petróleo y gas
- Según el World Oil Outlook-2025, la demanda mundial de petróleo pasará de 103,7 millones de barriles diarios (b/d) en 2024 a 113,3 millones b/d en 2030 y casi alcanzará los 123 millones b/d en 2050 ExxonMobil+2Anadolu Ajansı+2The Independent Uganda:+2 TheTimes+2The Wall Street Journal+2argusmedia.com+2.
- El petróleo será responsable de cerca del 30% del mix energético e, incluyendo el gas, de más del 50% hasta mediados del siglo XXI.
- En los próximos años (2025-2029), la OPEP prevé un aumento gradual de la demanda: de 105 millones de b/d en 2025 a 111,6 millones de b/d en 2029.
Los principales factores son
- La población y el crecimiento económico de los países en desarrollo, especialmente Asia, África y Oriente Medio. Según la OPEP, la población mundial alcanzará los 9.700 millones de habitantes en 2050.
- Aumento del consumo de energía debido al desarrollo de la inteligencia artificial, los centros de datos, el transporte y la industria.
- Falta de inversión en la producción offshore y onshore: la OPEP estima que las necesidades de capex en la industria del petróleo y el gas ascenderán a 18,2 billones de dólares en 2050.
Contradicciones con otras previsiones
- La AIE y BP prevén un pico de demanda hasta 2030 y un descenso gradual debido a un cambio acelerado hacia fuentes renovables.
- La OPEP se muestra escéptica ante la excesiva rapidez de las transiciones energéticas, sobre todo sin tener en cuenta las interrupciones en el suministro y la disponibilidad de combustibles.
Estas perspectivas indican que el petróleo y el gas mantendrán su protagonismo durante al menos los próximos 25 años. Y aunque las energías renovables están ganando impulso rápidamente, la transición para abandonar el sistema energético tradicional debe ser suave y gradual, teniendo en cuenta los factores económicos y sociales reales.
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