En Alemania, alrededor de un millón de personas a las que se les ha denegado el asilo permanecen en el país, según informa Epoch Times. En la mayoría de los casos, estas personas residen en Alemania de forma ilegal, a la espera de una resolución sobre sus apelaciones o enfrentándose a dificultades para ser deportadas. Las autoridades del país reconocen este problema y buscan activamente soluciones, pero el proceso de deportación se ve dificultado por aspectos políticos, jurídicos y humanitarios.
La denegación de asilo afecta a varias categorías de migrantes. Entre ellas se encuentran:
1) los migrantes económicos, personas que buscan mejorar sus condiciones de vida, pero que no tienen motivos para obtener asilo según las normas internacionales;
2) los migrantes sin estatus, aquellos que no tienen motivos legales para permanecer en Alemania, incluidos los turistas y las personas con visados caducados;
3) los que han renunciado a la revisión de su estatus: migrantes cuyas solicitudes han sido rechazadas, pero que siguen en el país presentando nuevas apelaciones.
4) los que han renunciado a la deportación: personas a las que se les ha denegado el asilo, pero que eluden la deportación, a menudo aprovechando lagunas legales o por razones humanitarias.
Se trata principalmente de ciudadanos de Afganistán, Turquía y Kosovo, a quienes a menudo se les deniega el asilo por no cumplir los criterios para obtener el estatuto de refugiado. Estos países se consideran seguros, con bajos niveles de violencia o persecución política.
Entre los rechazados también se encuentran personas que no han demostrado pertenecer a categorías vulnerables, como los refugiados que huyen de la violencia, la persecución o la guerra.
Esta cuestión es objeto de un intenso debate en la sociedad alemana, y las autoridades están tomando medidas para mejorar la política migratoria, entre ellas esfuerzos para acelerar los procesos de deportación y reformar el sistema de asilo. Sin embargo, las consideraciones políticas y humanitarias siguen siendo los principales obstáculos para resolver eficazmente el problema.
A partir de octubre, aumentará el precio del alojamiento para los refugiados ucranianos en los Países Bajos: en lugar de los 105 euros mensuales actuales, habrá que pagar 244 euros, según ha informado la ministra de Asuntos de Asilo y Migración, Mona Keizer.
«El aumento de la contribución personal se utilizará para cubrir los gastos de funcionamiento del alojamiento, como el gas, el agua y la electricidad», explica Keizer. Con esta medida, pretende reducir la diferencia entre los solicitantes de asilo y los refugiados ucranianos.
Según informa RTL, un ucraniano soltero paga actualmente 105 euros al mes, pero esta cantidad aumentará a 244 euros en octubre. Las familias con dos hijos menores de edad deberán pagar un máximo de 488 euros, dependiendo de su situación.